domingo, 13 de junio de 2010

Un frío día de Octubre. Madrid había adormecido soñando con un eterno verano, y despertó bañada por un sol débil, incapaz de luchar contra las constantes ráfagas de viento siberiano que amenazaban con congelar todo pensamiento. Al despertar, en vez de la pereza a la que ya estaba acostumbrada, sentí una angustia insoportable, acompañada por una fuerte opresión en el pecho. Este sentimiento no me era extraño, no era más que mi característico miedo a afrontar la realidad. Mi estómago permaneció cerrado durante los cinco minutos que solía dedicar a devorar mi manzana matutina. Al mirar la ropa escogida la noche anterior con suma dedicación y cuidado, sentí una profunda inseguridad. En ese momento mis nuevas botas mosqueteras con un ligero tacón, que llevaba deseando estrenar desde hacía días, me parecieron una opción arriesgada, motivo de mofa ajena. Acabé enfundando mis temblorosas piernas en unos vaqueros desgastados y escogí una sudadera anodina, que no solía utilizar por no encajar con mi estilo. Cambié mis botas por unas sobrevaloradas converse negras. No fui capaz de permanecer frente al espejo, así que prescindí del uso de cepillo y maquillaje. Mis "pintas" de aquel día clamaban a gritos ser ignorada y arrinconada. La mochila era una carga insoportable, que no hizo más que acrecentar mis miedos. Con un gemido atroz, la deposité cuidadosamente en el suelo. Ese día sostener la miradas de gete conocida supondría mi ruina. Mi mente trabajaba a gran velocidad, permitiéndome interpretar ahora correctamente los silencios y los ambiguos comentarios de mis amigos. Presa de la locura decidí que si no podía mostrar mi verdadera faceta, si no me podía permitir transmitir cada opinión por miedo "al que dirán", no valía la pena continuar. El problema era que no sabía muy bien como acabar. Me sentía como una especie de veleta, prisionera de una absurda y voluble realidad. Decidí salir a la calle, por si la luz del sol aclaraba algo mis confusos pensamientos. Caminé por las ahora angostas calles, tan luminosas y llenas de vida en otro tiempo. Cada mirada de los transeúntes era como una hiriente puñalada, cada sonrisa como un golpe mortal. Me abroché mi abrigo protegiéndome de la llegada del invierno, llegando poco después a un cutre parque vandalizado, escenario de ya demasiados botellones. Me refugié en la irrealidad de un banco astillado situado junto a una fuente decadente. Todo aquello parecía una burla del destino, una débil ironía mal encubierta. Sufría la certeza del que sabe que debe seguir luchando por una causa perdida simplemente por negarse a caer en la mísera cobardía. Me abrumaba la simple idea de seguir existiendo, era conciente plenamente que se había despertado en mí una locura irreparable. Afrontar la situación, tomarse las cosas de otra manera… tantos lugares comunes, tan difícilmente aplicables a la cruel realidad en la que yo, y tantos otros, vivíamos. Solo conseguí canalizar mi confuso e inexplicable sentimiento, mi honda tristeza, en la redacción de un breve poema escrito tras un ticket -regalo del Corte Inglés que encontré en mi bolsillo. Puede parecer inútil, ridículo, paradójico, pero en aquel instante pensé que si había nacido con el miedo inscrito en el alma, vencerlo era imposible. Decidí que la melancolía podía ser amiga de las palabras, como tantos otros han osado afirmar. No encontré consuelo en nadie, ni en mi misma, pero saber que puedo crear belleza a través de un papel y boli me hace soñar, creer que algún día aunque lejano podré cruzar la frontera de la banalidad llegando al terreno de la fantasía

domingo, 11 de abril de 2010

Te das cuenta de que el mundo no estaba equivocado, eras tu la gran equivocada. Sin saber valorar la realidad como debería, sin poder acceder a tu propia verdad. Porque no la encuentras, y sigues sin entender. Pero agradeces y crees sonreír por primera vez en bastante tiempo,una sonrisa sincera. Me gustaría decir que he aprendido, pero sé que la volveré a cagar una y otra vez. Inconscientemente unas veces, tan conscientemente otras. Poca gente aguantaría tanto. Por ti sueñas con que lo hagan, pero sabes que tu misma no estarías dispuesta a más. Un gracias y un lo haré lo mejor que pueda. Simplemente.
Es entonces cuando te das cuenta que la locura se ha adentrado en tu mente de una forma irreversible. Ecos de voces que te suscitan, que te reclaman a que pienses lo contrario. La verdad es oscura y traicionera. Cuando tu vida depende de un privado de tuenti, te das cuenta de que esa sucesión de días no son más que una mentira. No entiendes nada. No sabes nada. Y dentro de ti lo sabes, sabes que el problema es tuyo, que algo dentro de ti ya no ha vuelto ni volverá a ser lo mismo. Te das cuenta de que estas podrida por dentro. Siempre, por siempre, para siempre. Anhelas llorar pero no te salen las lágrimas, querrías gritar pero es demasiado tarde al igual que para hacer una llamada que sabes que no te dará garantías ni respuestas. ¿Qué hacer?, ¿qué sentir?. Perdida en ti misma, llamando a contestadores automáticos, enterrada bajo revistas y horas que pasan gracias a la tranquilidad que proporcionan dos valerianas. Un despojo humano, y no sabes como de repente has llegado a este estadio, pero no lo podrías afirmar con más seguridad. Tan solo son chorradas, y lo peor es que lo sabes, pero eres demasiado cobarde para intentar alcanzar una felicidad inexistente. No eres más que una última lágrima, el último verso de una canción homicida. Acabaré de llorar cuando deje de estar seca, vacía de sentimientos, cuando mis manos temblorosas tecleen palabras con sentido.

martes, 23 de marzo de 2010

Estoy segura de que solo a ti ella dedica pensamientos profundos, emocionales, puramente pasionales. Cree saberlo todo y lo anhela por encima de cualquier cosa, pero ni ella tan superior a todo siempre, es capaz de comprender el confuso, cruel y tantas veces absurdo mundo de los sentimientos. Ella medita, pero ha decidido sepultar su originalidad, su filosofía, bajo un halo de banalidad. Ha construido una coraza a base de miedos, un fuerte muro que jamás nadie derribará. O tal vez él. Un ser atormentado, igualmente excepcional. Se parecen en esencia, incluso en la manera que han elegido para enfrentarse a la vida. También hay profundos abismos entre ellos, pero aunque aún no lo saben es más lo que los une que lo que los separa. Hay esperanza. Ella ya le quiere aunque jamás lo aceptará, jamás lo confesará a nadie. Vive en su mundo de manoletinas perfectas, pulseras de exquisito gusto. Algún día bajará a la tierra y se encontrará con la realidad. Quizá se arrepienta de no haber sentido. Algo murió entre nosotras, se rompió para siempre. Aunque hablamos con naturalidad ya nada será lo mismo. Me cansé en cierta manera de esa forma de ser tan convencida de que la estabilidad es la mejor alternativa, esa personalidad tan profunda y compleja que intenta ocultar. Por mucho que lo intente, por mucho que lo crea o esté segura de ello, no es ella misma, lo único que consigue es vivir en la mentira día tras día. Yo también soy lo que no aparento ser y me refugio en la oscuridad de la noche para reflejar en este blog mis meditaciones. Está de moda ser superficial, hay que asumirlo y unirse de cierta manera al enemigo sin dejar que nos gane terreno. A través de estas palabras grito a la corrompida sociedad de la que formo parte estando yo también corrompida. Revindico nuestro verdadero ser, condeno con timidez la falsedad, abogo con ironía por una supuesta verdad dolorosa. La encontré y acabé. Tú limítate a sentir, aunque ya este muy visto, seguro que le va a bien a tu piel. Sueña con un mundo en el que sus ojos te pertenezcan, sueña. Te deseo sinceramente lo mejor, ya que en un año nos despediremos para siempre y estoy segura que eso a lo que llamamos amistad no sobrevivirá al olvido. Hasta hace poco aún creía que los amigos eran para siempre, vivía en la inocencia, hasta que alguien me dijo que en tras la universidad con pocos tendríamos contacto. Yo que me revelo contra todo lo establecido, ya me siento demasiado cansada para seguir luchando por esa palabra que para mi era inviolable, más esencial que el amor. Ahora ya no tengo nada claro, mi concepción idealista de la amistad ha sido traicionada por la burda realidad. Solo ella, tan solo ella y quién sabe si ella. No me falles si lo haces ya no me quedará nada, solo cenizas. polvo de una lucha. No lo deis todo, solo os harán daño, los vestidos monísimos y las zapatillas caras tenían la razón.

lunes, 22 de marzo de 2010

Desde el lunes más absurdo de mi vida, escribo esta primera entrada carcomida por mi personalidad enfermiza. El blog aún es un simple retazo de mi misma carente de cualquier personalidad, una prueba más de mi total decadencia, una promesa incumplida de novelar cada noche una pequeña parcela de mi incomprensible ser. Desde mis diciesiete años hace poco estrenados, escribo, asesinando con cada palabra, con cada sílaba la posibilidad de volver a actualizar. Escribo desde las once y veinte de esta oscura noche primaveral por el simple hecho de no querer sentirme sola, por haber leído cierto otro blog de alguien tan cercno, y a la vez tan lejano, como lo es para mí cualquier otro miembro de la humanidad. Escribo durante uno de sus largos y dolorosos silencios, intentando racionalizar. Aquella noche lloré amargamente, disimulé con la voz, intente escabullirme, evadirme, através de la somnolencia propia de cualquier viernes. Era solo puro deseo de protagonismo, un previsible egocentrismo calificado por muchos con el lamentable nombre de celos. Y no son necesarias palabras, porque analizaré febrilmente el estado del tuenti de cada víctima de mi enfermizo yo de cada mes del año, y se la relataré, mientra evoluciona en soledad, cada vez más sin mi ayuda. Me sentiré culpable una y otra vez por sentir, pero por lo menos ya he llegado a la conclusión de que no necesito palabras para calificar la importancia de que haya aparecido por fin, le esperaba desde hace al menos doce años y lo sabe. Ha llegado tal vez demasiado tarde, cuando ya estaba condenada, pero ha llegado de todas maneras, cuando ya había perdido toda esperanza. Caminaré siempre por las temibles veredas de la soledad, en mi particular búsqueda inalcanzable de la tópica paz interior, la paz del alma, victima de ya demasiadas corrientes filosóficas, tan inútiles como prescindibles, pero algo me aferrará ahora a la vida, lo desee o no. Buscaré un amor platónico e imposible, que quien sabe si alguna vez alcanzaré momentaneámente, porque hay que soñar siempre, pensar que la imposibilidad aunque absurdamente cruel nos mantiene vivos por el simple motivo de continuar anhelando. Los sueños son simples estalactitas que penden en el techo de nuestra laberíntica mente y que se derriten al contacto indirecto con la realidad. Son frágiles, éfimeros. Pero como decía Bella, una chica tiene derecho a soñar, como clamaba Shakespeare en "La Tempestad" estamos hechos de la misma materia que los sueños. Mis labios rozarán los tuyos una vez más, y no sabré lo que siento. Mis labios rozarán los suyos y sentirán algo o querrán sentirlo. Y no importará nada más. He escrito algo que suena bien y es bonito, bien escrito, es es indiscutible. Pero no lo entendereís jamás, porque ni yo misma me atrevo a intentar descifrar mis propios pensmientos ni los que plasmo aqui, ni ninguno, ya que la vida ya es suficientemente complicada como para perder un solo segundo adapatándonos a la supuesta normalidad, catalogando, calificando. Existir, sentir, nos debería bastar.